December 28, 2007

Pasaje I

Qué son las letras sin nadie que las lea, sin ninguno que las interprete. Qué es el hombre sin su arrogancia, que es la soberbia sin el hombre. Qué son los ángeles sin Dios, qué es la condenación sin la desobediencia. Qué eres tú, quién demonios soy yo, quiénes somos en verdad. El espejo, sólo muestra un remedo, un despojo, un anhelo vago e insuficiente de lo que queremos ser, una mentira que la ingenuidad hace verosímil ante unos ojos vendados, cegados por la propia existencia, plagada de un devaneo, de un perfume, de la autosugestión. No hay ayer sin mañana, y no hay respuesta a la fatal condición de por qué somos, sin saber en realidad por qué lo somos, o dejamos de serlo. Estamos por la decisión de otro, existimos, mas no vivimos por nosotros, creemos porque el resto nos obliga a hacerlo. Si alguna vez fuimos originales, los tiempos nos han devuelto ha ser sólo copias y letras en una hoja a la que nadie toma importancia, siquiera para ojearla. El hombre se regocija en su hazaña, en su fortuna, en su razón, en su poderío, y no da cabida a la reflexión, de que se desprecia a sí mismo, y será su propio verdugo en los atardeceres de su orgullo malsano, y finalmente el telón caerá y Él aceptará que su apuesta fue fallida y dará cuenta que el libre albedrío es la más dolorosa de todas las condenas.

December 23, 2007

Reflexión

Antes de congraciarme con la mayoría y de reconciliarme con aquella vorágine de hipocresía, prefiero ser nada, ser en mí, y morir en un todo incomprendido y renegado por los "libres". Antes de verme clamando perdón y arrodillado ante las suplicas tempestuosas y los insultos mal heridos, prefiero derramar sangre por los ojos, cortar mi garganta y cubrir el paño de rojo, para no ser recordado, sino como un loco que se entrego a sí y a ningún otro iluso, que padeció su miserable existencia, que dejó de vivir para sólo ser y existir, que fue traicionado por ella, incomprendido y vuelto el Nuevo Prometeo. Mas, todavía compadezco a los que sufren por el remordimiento, desagradable reminiscencia fruto de eso llamado ley y costumbre, ingenuos aquejados sin saber por qué. Lastimero soy, nunca y en el eterno, sólo unos me recordarán porque detrás del sufrimiento, la angustia y la melancolía de uno, se encuentra la nausea, el desprecio y compasión de otro, vive entre ustedes aún, una sombra, negra con matices desagradables, que les recuerda que si no despiertan, no serán, nada, siquiera una pluma de mis alas negras, que cubrirán de reproches a los que nunca me dejaron volar, mientras cortaban la envergadura de mis garras. Ser grande, no es nada sin orgullo.

December 17, 2007

Diálogos II

[Cómo partir de nada y llegar a nada diciendo mucho: una aproximación dialéctica a lo que primero fue cuento, luego verso y al final prosa.]


Alucard: Nunca antes he confiado o creído en la misericordia, pero me he inclinado a la indiferencia, a la propia inmortalidad, y tú no estás dentro, ni contemplada dentro de esa permanencia inmortal y confinada a mi locura propia. Mas, ¿qué podríamos decir de esa ingrata y desagradecida que ha asestado el golpe en nuestro plumaje?

De-scartes: Nada, polvo y cenizas; noches de insomnio, precedidas de crepúsculos fúnebres que sólo me hacen pensar en mi suerte; ese momento, cuando el mar devore mi alma, como lo hace con el sol. Y despierto a la nada y la nada me ve a los ojos; entra en mi cabeza y me vacía, me desnuda, me deja solo entre un montón de versos rancios, usados, gastados.

Alucard: Tanto más padecerá aquella que deshonra a la efímera inmortalidad que le ofrecemos; regresará enmudecida, inerte y carcomida por su egoísmo y por su envidia, derrotada por su estupidez tan propia de sí, como lo es de nosotros el peculiar gusto por erradicar lo prescindible.

De-scartes: Pero allá, en el fin del logos, lo prescindible se mimetiza: toma la forma de lo bello; se transforma y se vuelve arte, música, inspiración, musas. Y ¿Qué es la inmortalidad sin contemplación? Hoy la despreciamos, pero mañana la Belleza nos será necesaria: la hora más luminosa del día es aquella que rompe la oscuridad, el amanecer. Y el amanecer de nuestra nueva vida ha de ser como la marcha triunfal que sucede a la sangrienta batalla.

Alucard: Contemplar será nuestra ardua labor, la Belleza nuestro arte y vida, será ese resplandor oscuro y cegador la directriz de nuestra admiración, aquella desdichada que en cenizas se ha convertido por tocar nuestras alas, será una impía espectadora, de lo que la Belleza en nuestra contemplación habrá de crear, componer, impresionar y hacer sonar triunfante las notas de la inspiración.

De-scartes: Nuestro amanecer será, entonces, bello y oscuro, temido como Goya y grande como Saturno: destructor y regenerador.

December 09, 2007

Decadencia

La ruina del parnaso de la razón ha llegado al final de su gloria. Ha triunfado la estupidez y la intransigencia de los siglos, que tanto han mostrado la negligencia e incompetencia de los grandes; develando la insuficiencia de los moldes y modelos, impuestos por unos cuantos, que se transforman en un todo, relegando a aquellos olvidados que claman por la pérdida de su anhelo, acaeciendo a la sombra de la sin razón. Hijos de la posmodernidad, habrá de erguirse sobre sus hombros la condena de la época, en declive y disfrazada de progreso. Bajo sus pies el insulto a sus reclamos y frente a su cara el desprecio de aquellos a quienes han abandonado, dando la espalda a su inconclusa existencia y negando el consejo proveniente de su incipiente esencia, remedo de la modernidad.

December 08, 2007

Tiempo Perdido

Mi indiferencia es poca cosa contra tu soberbia y altivez. Pretendes el control de todo lo que tocas y no comprendes que para mí, desde hace tiempo no eres, sino un mal recuerdo y una copa de vino vacía. Ha llegado el día de olvidar lo que nunca anhele desde el principio. Insulsa, habrás de abrazar tu ideal y tu vida, importándote poco lo que a mi provenir suceda y yo por fin seré libre, romperé el yugo y lo veras caer sin más que hacer que resignarte a tu propia y soez existencia.

December 04, 2007

Saberse Miserable

Ir y venir a ningún lugar; provenir de la nada, crecer en la ignorancia y morir en la impotencia, he ahí el vaivén de un algo interminable, efímero e incomprensible. Ser miserable es una condición que pocos conocen, ninguno en la mayoría querría y sólo unos cuantos aceptamos como propia, porque ella nos hace diferentes al resto. Nos ha seleccionado como emisarios de su tragedia, que sólo, el que en verdad se reconozca en ella, la acuñara como baluarte de su propia animadversión al resto que le mira y le juzga y como rasgo propio de su conciencia pesimista, incipiente como el declive de la razón, en las palabras emanadas del optimista quejumbroso, airado y desahuciado por la misericordia de nosotros, que hemos reconocido la verdad en el ser miserable.