January 01, 2009

Una vida... una farsa

La vida es una farsa que a la mayoría le gusta seguir, como si fuera un guión de teatro, como si cada día que despiertan se levantará el telón y diera comienzo aquél espectáculo increíble. Lucidos espectadores que se asombran con los amoríos, los triunfos, la felicidad y la alegría de los hombre y mujeres que compiten por el aplauso de una sociedad ignorante y patética, y sin embargo son ellos, seres grises, caras sin rostro las que dan su aprobación y aún más, las que dan el reconocimiento tan esperado a los que los engañan con una sonrisa, con un gesto, con un apretón de manos, o simplemente con un te quiero. Y detrás de ese mundo feliz, la tramoya en realidad conoce sus verdaderos "yo"; un infiel que dice amar a su esposa después de haberla engañado durante diez años de farsa, pero que a los ojos de aquellos títeres que aplauden, son el matrimonio perfecto de un trillado cuento de hadas. Aquél exitoso hombre, de una moral intachable, de gran renombre, el modelo a seguir; un miserable jugador que ha perdido incluso la poca dignidad que le quedaba en la mesa, pero que más si es un gran ejecutivo con una familia de plástico y una vida perfecta cuando empieza la función. Y finalmente yo, aquél que todo lo ve, alejado de la muchedumbre y los aplausos, yo no tengo cabida en el diálogo de este espectáculo, solamente limpio la tarima cuando se cierran las cortinas y las luces se apagan detrás de la ilusión que crean.