Mudanzas
El viejo sofá reluce su ya empolvada investidura, mientras abandona la puerta del viejo comedor. Una lámpara, una almohada y un tomo algo deshojado de algún extraño manual se acomodan tan inescrupulosamente en cajas, que vencidas por el peso de los viejos enseres se rompen y desfundan vaciando su contenido por el piso de lo que alguna vez fue mi cocina. Mi dormitorio está vacío, ni una mota de polvo ha quedado en su lugar, hasta la más ínfima pelusa ha sido guardada con sus compañeras en los recuerdos de la ventana que alguna vez miró un bello jardín, que hoy no es sino una masa café y marchita. Doy la espalda al lugar de mi infancia, al hogar de mis padres, la melancolía me rechaza, aunque nunca ha sido mala compañera. Me voy, para regresar esporádicamente en navidad, en verano o en otoño, pero siempre visitas efímeras e inconclusas, igual que las tazas de café sobre la mesa las migajas de galletas sobre la camisa o la corbata. Mi nuevo orbe es frío y ambiguo, me exhorta a recorrerlo; la curiosidad me llama y voy tras ella como la incertidumbre tras la duda. El piso suele hacer ese sonido extraño cuando la suela del zapato lo toca. Las paredes son blancas, aunque los claroscuros le dan tonalidades grisáceas. He llegado a mi nuevo aposento. El armario me intriga, lo abro y encuentro una colación de curiosidades. Un viejo abrigo con olor a humedad pende de un gancho de madera, parece de mi medida, tan sólo le hace falta una visita a la tintorería. En el piso un viejo diario, no conoceré su historia, pues su letra es ilegible y las manchas del tiempo le han deteriorado. En un rincón, me he topado con una vieja muñeca, de cara fina y de cuerpo endeble, tal vez su amiga la olvido cuando empacaba, tal vez creció y la olvido en aquél vaivén oscuro, o simplemente yo hago demasiadas preguntas, mientras el nuevo dueño me ojea, antes de botarme a la basura con el resto del periódico que uso para trasladar sus cachivaches.
10 Comments:
buen post... buena historia
me gusto mucho tu texto...sabes hay de mudanzas a mudanzas.....personales...vanales.....en fin...no se si me entiendas
un besote mi caballero se te extraña
Bonita historia llena de melancolia..
Un besito.Mar
Cualquier mudanza supone una pérdida, pero también una nueva oportunidad de ver la vida desde otro rincón. Por mi parte, al dejar Guadalajara, para ir al Df, dejé mucho, pero encontré personas incríbles, quizá en aquella casa de la Colonia del Valle, (con la nueva mudanza)dejé más de lo que creía dejar... unos cuántos pedazos de mí.
Saludos
somos una mudanza constante, hasta que un día nos queda impedido mudarnos, y hay quienes creen que ahí, incluso, viene la mudanza verdadera.
pero bueno, así es la ley de la vida: homeostásis y transistasis: la fuerza que cambia y la que permanece, todo ser vivo se compone de esas dos fuerzas que están lucha continua.
Así es como todo se mueve, como se mueve el todo.
Saludos!
Sergio.
Nota Bene: Según yo,ya te tenía en mis links, pero bueno, ya reparé ese pequeño olvido...
Por cierto que la imagen de la muñeca olvidada me pareció muy melancólica... el olvido: a veces no lo queremos.
Dicen que la energía, y por tanto el amor, la vida no se crean ni se destruyen, simplemente cambian de lugar.
Saludos amiga.
Pues sí, las mudanzas siempre develan algo de nosotros y del otro.
En esa vuelta de tuerca, como las de su historia, se agitan los fantasmas, nos dan sopresas y a veces los sorprendemos nosotros
Saludos
Lilián
Yo, en alguna mudanza, me olvidé a mí. Mucho tiempo hace de aquello. En casa de mis padres. Pero otro día, cuando volví, fatigado de andar, me topé con migas de mí por aquí y allá, entre los árboles del jardín y los rincones de la casa.
Post a Comment
<< Home