April 26, 2007

Ahelando la muerte

Todos desean la inmortalidad. Desde el más insignificante hasta el más poderoso de los hombres. Creen que vivir para siempre es el más grande logro. Piensan que al no poder morir han superado a la naturaleza y a su Creador, se sienten con derecho de controlar todo lo que se encuentra a su alrededor. Pobres ilusos, yo les digo, que en verdad no saben lo que piden, pues no hay peor castigo que estar condenado a vagar por siempre en esta tierra desolada y estéril. Envidio a los que por fin han alcanzado el sueño eterno, ellos poseen el más grande tesoro de todos. A diferencia de esos pobres ilusos, mi más grande anhelo es morir, sentir el cobijo del descanso eterno alrededor de mi alma, deseo sentir el frío, pero a la vez cálido placer de no existir más en este mundo. Yo sé bien lo que es vagar eternamente, padecer una y otra vez el martirio de lo cotidiano, la desgracia de la indiferencia del mundo, y sobre todo cargar con el suplicio de vivir, cuando lo que en verdad se desea es morir.

Sólo diré una última cosa, mortales son unos insignificantes y soberbios seres, no tienen el poder que yo tengo, jamás alcanzarán a comprender mi conocimiento, no son más que escoria ante mi; sin embargo tienen algo que yo deseo, y por lo cual entregaría hasta el último suspiro de mi ser, poseen algo que yo seguiré anhelando por la eternidad y que jamás alcanzare. Ilusos los que crean que ser inmortal es la gloria, mas bien es el más cruel martirio, la verdadera gloria se alcanza en el trono de la tumba gobernado por el cetro de su
patriarca.


1 Comments:

Blogger david-. said...

¡Ah, Akallabêth!

11:38 PM  

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