Réquiem II
El coro de ángeles se escucha en la lejanía, las trompetas ensordecen al unísono, alejándose entre los gritos y lamentaciones de cada uno de los hombres que contemplaba el final de sus vidas, el principio de la eternidad inconclusa, el destierro de sus almas a la inmundicia en la que se habían revolcado durante tanto tiempo. La sangre se derrama frente a los ojos inocentes de los paganos entre el devenir del mundo y la consagración de la muerte, la resurrección de los siglos, el culmen de la putrefacta historia, cíclica y reiterativa, nada han aprendido los miserables de sus tragedias, y ahora serán simples testigos de la más cruenta batalla entre los dos grandes paradigmas. El abismo que se abre entre las alas rotas del primer desterrado y la espada que empuña el castigo divino; hora ya, del pandemónium que termine con la existencia y una vez más, la muerte, la sangre y la devastación traerán consigo la gloria que se perdió con el primer destierro.