January 08, 2007

Canto a Charlote

No es la muerte sino el dolor el que acaba con la fuerza de un hombre, y no hay dolor más grande en este mundo que el desprecio y la indiferencia de una mujer. Mientras yo entregaría mi vida, cual valiente caballero que enfrenta con fervor al enemigo en la batalla, así yo daría todo por mi amada. Pero a ella no le importa lo que haga, o lo que me pase, es como si no existiera ante las esmeraldas de su cara, las lágrimas brotan de mis ojos, la furia se apodera de mi ser, siento que mi alma me abandona, porque ella con aires de grandeza se da la vuelta y me desprecia, no logró comprenderla, pero no necesito hacerlo, pues a la mujer no hay que entenderla y mucho menos cuestionarla, a la mujer hay que amarla, cobijarla con alas de ternura, aunque ella con su indiferencia nos haga caer de ese sueño de grandeza.

Siento que mi corazón palpita en mi pecho, es como si de un momento a otro fuera a liberarse de su prisión para
alcanzar a ese ángel celestial que aunque me duela decirlo es inalcanzable para él y para mí. Pero de ser necesario le entregare la vida como muestra de mi amor y mi afecto, y aunque ella desprecie tan hermoso sacrificio, aún así la seguiré amando y protegiendo, porque aquél que dice te amo, y no está dispuesto siquiera a morir por ese amor, mejor que calle, porque en realidad no sabe y mucho menos conoce lo que es el amor verdadero.

El amor verdadero es entrega, no es solamente pasión, el amor es cariño y confianza, no sólo charla y caricias, el amor es fidelidad, no seguridad, el amor no es otra cosa que darse al otro, sufrir sus desgracias como si fueran propias, curar sus heridas cuando lo hayan lastimado, protegerlo de la maldad del mundo, y sobre todo estar con él y apoyarlo con palabras de dulzura mientras lo estrechas contra tu pecho, para que sepa que nunca más estará solo y que nunca más habrá de enfrentar sus temores en la oscuridad de la noche, porque al final de toda batalla siempre hay una luz que nos guía, y ese resplandor, esa luz, no será otra cosa que tu mano extendida para ayudarlo a atravesar esa soledad que antes lo envolvía.


Así es querida mía, todo esto es lo que siento cada vez que te miró, y aunque tú me mires con desprecio y con tu mirada claves una espada en mi pecho, no importa de igual manera yo combatiré tu despecho, con este amor tan grande diciendo te quiero.

January 04, 2007

Licor de Amor

Suena la primera campanada
miro al reloj y las doce son,
recuerdo tu mirada de pasión
y el aroma de tu piel delicada.

Me tomas entre tus brazos,
comienza una melodía de amor,
mientras el dulce aroma del licor
nos va envolviendo en su calor.

La razón me ha abandonado,
besarte me ha embriagado.
El vino, el ron y el licor probe,
pero ninguno igual al que de
tus labios tome.

Licor de amor, elíxir de pasión,
vino de ilusión, amor del corazón.
Es su aroma el que a mi provoca,
querer robarte un beso de tu boca.

Amada, en tu sueño he caído,
por el efecto de tu suave vino.
No me dejes solo con mi ilusión,
dame un beso, y embriagame con licor,
con ese, tu licor de amor.














Una Flor

Así como la rosa en la primavera,
la mujer despierta y florece.
Después del largo y frío invierno
logra abrir sus pétalos a la vida.

Al nacer es un pequeño capullo.
Frágil, delicado y precioso.
Se encuentra cerrado y oculto
porque le teme al mundo.

Mientras la vida sigue su andar
y el tiempo su caminar,
va creciendo y sus pétalos poco
a poco se van abriendo.

El tiempo pasó, el capullo creció,
y se ha convertido en flor.
Sí, es una flor hermosa y suave,
mas es frágil y delicada aún.

Hay que cuidarla del viento,
protegerla del sufrimiento,
procurar que la ilumine el alba,
hay que amarla con el alma.

Al nacer eres bello capullo.
El tiempo pasa y comienzas a florecer.
Y al llegar la primavera despiertas
para convertirte al fin en mujer.